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DOS PARA MI
Al bailar ellos me miraban de manera juguetona y reían. Y cuando yo bailaba con ella, ella se ceñía a mi cuerpo con morbo y descaro. Todo normal hasta que ella me preguntó: ¿Te gusto? de inmediato mire a su esposo un tanto asustado y sin darme tiempo a contestar, él replicó: ¡Tu a nosotros, si!. Se prenden las luces y se ofrecen a llevarme a casa.